Antes de salir a buscar nuevas consultoras, motivar a la red o diseñar un plan comercial, hay algo que no se puede saltar: alinearte con tu rol, tu propósito y tu actitud como Líder de Negocio.
Esta fase te invita a pausar un momento para ordenarte desde adentro, no desde la teoría sino desde la práctica. Porque no hay acción efectiva sin claridad interna.
Tener una gestión exitosa va más allá de gestionar equipos; implica un profundo autoliderazgo, una sólida gestión emocional y un compromiso inquebrantable. Tu capacidad de liderarte a ti misma determina directamente el impacto en tu red.
Los hábitos no son tareas: son decisiones inteligentes que repetimos. Y cuando esos hábitos están alineados con el negocio, con la red y con tu propósito, el crecimiento llega como consecuencia.
Este modelo no te pide que hagas más… Te invita a hacer mejor de forma más sencilla.
A lo largo de esta fase, se incluyen diversas actividades para fomentar la aplicación práctica y la autorreflexión.